domingo, 19 de mayo de 2013

Cerca del fin de curso

A pesar del título del blog, soy madre, que no madrastra. Pero también soy docente, que no educadora. Me molesta tener que enseñar a niños de 13 años, que tienen que ducharse a menudo, que no se sorben los mocos y que uno se sienta en clase de modo diferente a como lo hace en casa para ver la tele.También estoy cansada de decir que no se interrumpe, pero estos niños me demuestran solo la educación que tienen sus padres. Educación es más que saber modales, es respetar a los demás, es entender que es lo que hay que hacer en cada momento y sobre todo valorar lo de los demás. Me hace gracia cuando un alumno me dice que el respeto se gana, yo soy de la opinión contraria, los demás tienen mi respeto por el mero hecho de ser semejantes a mi, pero creo que eso no lo entienden o no lo quieren entender. Todo esto viene al hilo de un artículo en el país dónde se analiza la infancia. Por eso llamo niños a los niños de 13 años, por lo menos los de mi lugar de trabajo, no han pasado la pubertad, están entrando en ella.
Se nos plantean dudas cómo la compra de determinados aparatos, dejarles hacer cosas increíbles, y luego llevarnos las manos a la cabeza cuando lo vemos en los demás. Recuerdo a mi madre pintandose las uñas los sábados, que luego iba a salir con los amigos, y recuerdo la curiosidad que tenía por ese acto de adulto, me encantaba pedirle que me pintara una uña, porque toda la mano no me iba a dejar, creo que tenía más satisfacción con aquella inmersión en el mundo adulto que las niñas que ahora se pintan con 12 años. En mi clase hay auténticas expertas en manicura, peor que no saben comportarse ni escuchar ni hablar. Qué penita.
Es cierto que las cosas han cambiado y que damos importancia a cosas diferentes, y con cosas no solo me refiero a las materiales. Cosas, cosas, cosas, tube una infancia muy buena, que agradezco a mis padres, quizá algo espartana en comparación con otras niñas, pero no me arrepiento de ello. Esa educación la valoro ahora más todavía, creo que mis padres acertaron de lleno, el problema es que no puedo hacer lo mismo con mis hijos, la sociedad muchas veces no me lo permite, y a veces tengo que buscar ese término medio, aunque intento explicarles que es lo que creo y por qué actúo de determinada manera. No se qué quedará de todo esto, pero yo lo intento.
Por último me pongo el enlace al artículo que me hizo escribir todo esto.con dientes de leche y ya con mechas

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